domingo, 17 de julio de 2011

SORTILEGIO. Museo de Arte Moderno- Medellín


-Misterio-, solo en esa palabra podría traducirse toda la intensión de la obra en sí, en torno del momento que se convierte en solo un momento desde que entras hasta que sales. De principio a principio. –Oscurantismo-,-santería-, -hechicería-, -herejía, -prohibido-, -SORTILEGIO-, la conjugación de estados innatos de consciencia dieron como resultado una sola creencia que se resalta desde lo más profundo del autor.


El acertijo que enmascara toda la experiencia, se ve cargado de elementos místicos que despiertan la curiosidad de conocer más allá de los detalles, de los pequeños detalles que producen la sensación de querer estar allí, de querer conocer a fondo lo que hay dentro. Es la razón por la que  se utilizan muchas cajas allí, interpretando la naturaleza indagadora del hombre, de querer saberlo todo, de no sentir incertidumbre, duda ni vacío; Se representa (ficticio) el mito de la caja de Pandora.












En una de las exposiciones, comprendí que el objetivo del arte es “colonizar el espacio con pensamientos vueltos formas” no más, la funcionalidad infuncional del arte es invisible, sacar al esplendor  toda inflexión dentro del ser.

El temor a lo desconocido, termina traduciéndose en una puerta abierta a objetos extraños, colores alquímicos, cultos a elementos, a Misterio.

El claro-oscuro, más vida que oscuro, más luz que da vida a lo expuesto. La sola entrada de una profunda profundización que al fondo solo enmarca una fotocopia  de la cara de Germán Alonso García Pajón, el autor.

La pre-paración para la entrada de un culto interno del artista, es importante, pues entre  la puerta que divide lo que esta antes y lo que esta después de la obra es clave para la percepción que tendrá el visitante, el que se desplaza de su entorno habitual a un lugar lleno de magia que romperá su cotidianidad.

La ubicación de elementos en un salón completamente cuadrado permite tener una visión completa de la obra y conocer el fin sin acercarse a él, si se tiene a la vista -(¿O él nos tiene a nosotros?)- como terminará, entonces se mantendrá una incertidumbre que será necesario cerrar.

La experiencia es clave para lo que transmite y hace sentir la obra, porque no sería lo mismo que las piezas solo estuvieran ahí, en un espacio vacío. Es necesaria la construcción del imaginario del artista.

Existe coherencia desde lo primero que ves hasta lo último en la tienda de recuerdos del MAMM, la guía y contexto de sentimientos del autor hacía lo que construyó en su obra –(y vida)- y lo que encamina hacia las puertas abiertas que nos regala en un espacio que lo ocupa en su mente.

El solo hecho te tener una cajita en tus manos –(y además linda) te da la sensación de querer abrirla, comértela, saborearla y desmenuzarla en información, y más teniendo en cuenta el prototipo de público que atrae y verdaderamente entra al MAMM aquel que le interesa catar y apreciar lo que existe adentro.

El museo ha utilizado una de las obras, ¡OH-CULTO! Objeto anti Maggi-c.o. para una de sus piezas de difusión que contiene la programación del mes de Julio.



"Este rasgo proviene en buena medida del carácter universal que imprimió a sus temas: el amor, el erotismo, las relaciones de género, las narraciones míticas, el gusto por lo bello, el desasosiego que da la inconformidad, la búsqueda de lo desconocido" (Casaimago.blogspot.com)

Estar inmersa en la obra es lo que inevitablemente sos cuando entras a -SORTILEGIO-, indagar por lo que hay dentro te lleva a la mente de quien lo creo. 


Una verdad Universal traducida en mitos, lo que entendemos y gracias a lo que somos como especie humana.


Sobrevivimos por la luz del sol y la calma de la noche. Un mínimo movimiento ante la inmensidad de lo infinito que condiciona la vida aquí, los días, las noches, las mañanas, el trabajo, la noche, el ocio.
Ante la inmensidad de lo infinito -(no finito)-, Germán Alonso García Pajón- Sortilegio-.


Lina I. Cano


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